Seis amigos en el ascensor | Negocios | La Voz del Interior

2022-09-24 02:36:35 By : Ms. Meryl Zhu

30 años atrás, un grupo de compañeros de la escuela técnica de la que egresaron fundaron una fábrica de ascensores. 1.500 equipos instalados y una empresa con certificación muestran aquel sueño hecho realidad.

Es la historia de una larga amistad, pero también es la historia de una apuesta por crecer en la vida y trabajar en el oficio elegido. Juan Carreño y Oscar Carreño cuentan cómo seis amigos, excompañeros de una escuela técnica, formaron una empresa para aplicar los conocimientos que allí habían adquirido. De ese ámbito surgió Bogamac Ascensores SRL, una fábrica conocida para el mundo de la construcción de Córdoba por la calidad y el respaldo de los productos.

Julio: Con los demás socios, estamos juntos desde la adolescencia, es un grupo de la secundaria y otros amigos de aquella época. Cuando terminamos el colegio, en 1984, comenzaron las primeras conversaciones para tratar de hacer algo juntos. ¿Qué íbamos a hacer?, no lo sabíamos. –¿A qué colegio iban? Oscar: Al Ipet número uno "Presidente Roca", en el parque Sarmiento. Y yo quiero destacar la importancia que tenían los colegios técnicos porque daban una herramienta para defenderte en la vida. Haciendo la secundaria uno ya podía tener un oficio, eso después se perdió. –Ustedes se formaron como técnicos. Julio: Cada uno de nosotros tenía una especialidad distinta. Mecánica, electricidad, electrónica, herrería. Anduvimos un tiempo sin saber qué íbamos a hacer para trabajar… Pero la idea era estar juntos. –¿Salían por ahí los sábados? –¡Siempre!, vivíamos en la escuela juntos y los fines de semana también estábamos juntos. Así que trabajar en grupo nos parecía algo normal. Oscar (no son parientes) había entrado a trabajar en una empresa internacional de ascensores. Alfredo Martínez también estaba en esa firma. Daniel Altamirano y yo, en la Fábrica de Aviones. Conversando de esas actividades se nos ocurrió comenzar a ofrecer servicios para ascensores, mantenimiento preventivo. –¿Usted ya entendía la lógica del producto? - Oscar: ya había trabajado en mantenimiento y montaje de ascensores, que es una parte muy importante del proceso. La mitad de un ascensor se construye en la planta y la otra mitad se construye en el momento en que se produce la instalación. –¿Y cómo fue que empezaron a fabricar? Julio: Lo primero que hicimos fue fabricar los dispositivos electrónicos porque yo tenía conocimientos de electrónica. Y, luego, empezamos a hacer las cabinas, que es una actividad que requiere conocimientos de metalúrgica y electromecánica. –¿Tenían herramientas? ¿Salieron a comprar…? –Lo único que teníamos era la caja de herramientas de cada uno, juego de destornilladores, pinzas y nada más. –¡Y pensar que ahora certificaron ISO 9001! –Todo lo que ganábamos iba a parar a la compra de herramientas. Los tornos y las dobladoras vinieron mucho tiempo después. –¿Se fueron repartiendo los roles entre los socios? –Absolutamente. Como le decía, un ascensor integra muchas partes. Cada uno de nosotros se fue especializando en las distintas áreas y nos complementamos hasta llegar a hacer todo el ascensor.

 - Oscar: Por ejemplo, Julio terminó haciendo desde las plaquetas electrónicas hasta el software para que funcionen. Hacer esos desarrollos propios nos permitió independizarnos de las otras fábricas y depender exclusivamente de nosotros para brindar un producto y un servicio más rápido. - Julio: Ahora, ese reparto de roles se dio naturalmente. El mecánico se ocupó de eso, el metalúrgico de lo suyo, etcétera. Como que cada uno salió a perseguir su sueño, integrándonos, lo que potenció lo que cada uno sabía. Siempre privilegiamos hacer lo que nos gustaba. –Lo primero que se debe estar preguntando el lector es cómo hicieron para mantener una sociedad de ¡seis amigos! Oscar: La base ha sido la confianza mutua. La amistad derivó en la confianza. – Julio: Todos estamos tranquilos de que el otro va a actuar con eficiencia en lo que sabe. –Pero en algún momento dijeron: primero somos amigos y después somos socios.

- Julio: En los momentos difíciles, siempre priorizamos la empresa. Pero, al mismo tiempo, la que sacó la empresa adelante en esas crisis fue la amistas, la confianza y la honestidad en la relación. En las sociedades, siempre el primer problema es la administración del dinero y ese fue, precisamente, uno de los temas en el que nunca tuvimos inconvenientes entre nosotros. –¿Pero discusiones hubo…? –Podemos haber discutido en metodologías para llevar a cabo un trabajo, eso es lo normal. Pero lo que ha hecho que la empresa cumpla hoy 30 años es la confianza. –¿Cómo hicieron con el capital de trabajo? Al comienzo todo era para herramientas, pero luego, para invertir en lo grueso, ¿qué pasó? –Como le decía, llevamos 30 años y todo fue progresivo. Acá no hay nada meteórico. Nos hacía falta una herramienta o una máquina, juntábamos, invertíamos y la usábamos. – Oscar: Nunca contrajimos deudas para generar capital. Nunca tuvimos un crédito grande tampoco. – Julio: Es difícil la opción del crédito en este país. Es más fácil que te financien un auto a que te den crédito para comprar una máquina. Los momentos más críticos de la economía nos tomaron sin deuda. SEnD Oscar: Incluso, pudimos aprovechar la crisis de 2001 porque el ahorrista se volcó hacia la construcción y en esa actividad pusimos muchos ascensores. Cuando muchas empresas estaban en plena crisis, acá trabajábamos a full . Venían clientes a comprarnos un ascensor sin haber empezado el edificio. Y lo pagaban anticipado. Eso fue confianza.

- Julio: Y quien nos financió alguna vez, también volvió a hacerlo. Gracias a Dios tienen una buena imagen de nosotros y eso nos da orgullo decirlo. Gente de Buenos Aires que nos conocía por teléfono nos mandaba motores. Parece una Argentina irreal pero existe. –¿Es verdad que resulta igual hacer un ascensor para tres pisos que para 15? –La máquina, la cabina, el control de comando son semejantes para dos paradas que para 20. Lo que cambia es la ingeniería en la infraestructura para soportar esa cantidad de pisos. Aumenta la cantidad de guías, de puertas, pero es parecido. –¿Hasta cuántos pisos pueden hacer ascensores? Oscar: Nuestro principal mercado es Córdoba y el interior del país. Por la ordenanza del Código de Edificación de la ciudad, la mayoría de las calles tienen permitidas planta baja y siete pisos. Y en las avenidas anchas, planta baja y 14 pisos. Luego, hay sectores con excepciones como las torres frente al río o la zona de El Tropezón. – Julio: En Río Cuarto, hemos puesto ascensores para los 28 pisos de la torre de GNI y en Córdoba, pusimos 26 paradas en Sonoma Ribera. En Alto Villasol, 22 paradas. En la torre Melos, de Villa Carlos Paz, colocamos un ascensor panorámico. Desde que nació la empresa, colocamos 1.500 ascensores. –Es un número. –Y hay obras emblemáticas para nosotros. Por ejemplo, los ascensores del nuevo Sanatorio Allende que tienen una exigencia muy grande porque tienen que funcionar siempre, sí o sí. Eso es mucha responsabilidad para nosotros. Llevan un motor especial por tracción directa de origen alemán. Debemos ser los únicos en Córdoba que ponemos ese equipo. Julio: Las últimas generaciones de motores no solo son veloces, sino que el pasajero no se da cuenta del arranque y la parada. –¿Cómo inciden los insumos importados en el producto? –El 95 por ciento de los componentes electrónicos y el acero inoxidable son importados. Todo lo demás es valor agregado local, argentino y cordobés. –¿Cuál es el tamaño mínimo de un ascensor? – Oscar: En Córdoba, se reglamentó en 2004 una cabina cuya medida alcanza para siete personas. No puede tener menos de esa capacidad. Desde ese momento, comenzamos a trabajar con mucha más tranquilidad y hasta a estandarizar ciertos procesos. –Esa regla de juego les permite planificar. –Sí, la norma ayudó mucho, está bien hecha. En 2007, se hizo una ordenanza para el mantenimiento que también es muy importante. La Municipalidad salió a controlar los ascensores y mejoró mucho el panorama. –¿Tienen competencia? –¡Y muy importante! Nacional e importada. Pero nuestra estrategia está en el servicio. No queda un ascensor cinco días parados por falta de asistencia. –¿Pueden explorar nuevos mercados o está difícil? –Se puede, por eso certificamos calidad. Hay chances en Bolivia, Paraguay, Colombia. El tema es asegurar la competitividad. –Al ser tantos socios, ¿pudieron vivir repartiendo la torta? Julio: Ninguno se hizo millonario, pero vivimos tranquilos. Venimos de una condición humilde y la empresa nos superó. La proporción de inversiones que hemos hecho en la fábrica no condice con las inversiones en nuestras casas (ríe). La empresa fue mucho más allá. –Este es un momento duro para la construcción. ¿Les pega? - Oscar: La venta de equipos nuevos se cayó a la mitad desde 2011. Pudimos conservar el personal por el mantenimiento y la reparación, que involucra a mucha gente. Hay muchos ascensores instalados a los que darle servicios. Y no hay una carrera de ascensorista, al personal debemos formarlo acá. –La famosa empresa-escuela… –Oscar: Por eso insisto con la importancia que tienen los colegios técnicos que, un día, un iluminado los borró y no se han recuperado como correspondería. Y no escucho a los políticos hablar de esto. Un colegio técnico elimina subsidios porque le permite a un chico trabajar y progresar en la vida.

Hijos. Martín, Pablo y Aitana.

Hijos. Gisela, Luciano y Abby.

Socios. Oscar Armando, Gabriel Avendaño, Alfredo Martínez y Daniel Altamirano.

Producción. Fabricaron 1.500 ascensores desde el origen.

Dato. A todos les gustan las motos o los "fierros", de hecho, Armando prepara autos de competición.

Mail. info@bogamacascensores.com.ar.

Web. www.bogamacascensores.com.ar

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